Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Chicago (EEUU) ha descubierto, a partir de unos restos fósiles hallados en el desierto del Sahara, que el Spinosaurus aegyptiacus, el mayor depredador del Cretácico, también sabía nadar, convirtiéndose en el único dinosaurio nadador conocido hasta el momento.
El esqueleto del Spinosaurus, cuyo tamaño era mayor al del Tyrannosaurus rex es, según el estudio publicado en la revista Science, el primero capaz de vivir y cazar en el agua, gracias a unas extremidades relativamente pequeñas y a una mandíbula estrecha y alargada, que le permitían alimentarse de peces sierra o tiburones. Sus restos fósiles fueron localizados en el Sahara marroquí, zona muy rica en vida acuática en el pasado.
Este dinosaurio semiacuático es toda una rareza para los expertos, tanto por su morfología como su ecología: “Trabajar en este animal era como estudiar un extraterrestre del espacio exterior, es diferente de cualquier otro dinosaurio que haya visto”, afirma Nizar Ibrahim, líder del estudio.
Los investigadores utilizaron un modelo digital para crear un ejemplar adulto de este espécimen, lo que les llevó a concluir que el Spinosaurus aegyptiacus medía más de 15 metros de largo. Su cuello, su cola y su espina dorsal se adaptaron para cazar en el medio acuático y cuando estaba en tierra firme, utilizaba sus cuatro patas para caminar.
“En las últimas dos décadas varios hallazgos han demostrado que ciertos dinosaurios dieron origen a las aves. Spinosaurus representa un proceso evolutivo igualmente extraño, que revela que los dinosaurios depredadores se adaptaron durante el Cretácico a una vida semiacuática y a sistemas fluviales en África del Norte”, afirma Cristiano Dal Sasso, coautor del estudio.
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